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Día 16. Martes 23 de enero.
Mateo 5.14 — 14 »Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.
Siempre que Jesús pasaba por una ciudad quedaba conmocionada, los enfermos eran sanos, los endemoniados quedaban libres, la gente estaba expectante para ver lo que él iba a hacer.
Cada barrio tiene diferentes tipos de personas, algunos hasta puedes conocer su nombre y apellido. Y hay otros que sólo conoces el saludo desde lejos.
Si queremos que nuestro vecindario vaya siendo transformado nosotros tenemos que ser la luz, somos los representantes de Jesús sobre esta tierra. Y puede que, en el día de hoy, tenga la gran oportunidad de acercarte alguno de los que están rodeando tu casa, tus vecinos, para poder hablarles del amor de Cristo Jesús. De cómo Jesús ha transformado tu vida y puede transformar la de ellos también. Nuestra actitud puede llegar a mostrar el amor de Cristo a las personas que nos rodean.
En el versículo de hoy nos desafía a ser ese resplandor, esa luz, esta influencia sobre este vecindario. Y no lo tenemos que esconder, sino permitir que dentro de cada casa se pueda ver algo diferente. Y eso es la Luz de Cristo.
Acción del día:
· Hoy es un buen día para limpiar las ventanas de la casa, para lavar su auto, para arreglar su jardín.
· Es allí donde tendrá una gran oportunidad de compartir a Jesús con las personas de su barrio.
· Recuerde llevar un tratado invitando las personas a conocer de Jesús.
· No tenga temor de orar por ellas, y verá que la luz de Cristo Jesús disipará toda oscuridad.