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Día 9. Martes 16 de enero. Yo estoy siendo santificado
2 Tesalonicenses 2.13 — 13 Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad.
Cuando me pongo a pensar en la palabra transformación, puedo imaginarme a una oruga siendo transformada en una bella mariposa. ¡Qué bonito es ver lo que Dios hace en la naturaleza! Pero aún más hermoso es ver esa transformación en cada persona que Jesús toca.
Dios mandó a su hijo unigénito para darnos la oportunidad del arrepentimiento, así llegar a ser salvos por fe en Él. Jesús llegó para que nuestra historia fuera transformada! De tener una vida llena de pecado, ahora gracias a Él podemos ser limpios. ¡El nos a adoptado, nos llama hijos! ¡El nos a escogido, nos llama santos! Parte de nuestra transformación es la santificación. En la escritura la santificación tiene un significado primario y otro secundario.
El primero es ser dedicados, consagrados y separados para un uso específico. Jeremías 1:5 “Antes que nacieses te santifique y te di por profeta a las naciones” esto no significa que Jeremías era perfecto pero que fue apartado al servicio de Jehovah. La palabra griega para iglesia es “Ekklesia” que significa “los llamados aparte”. Cada miembro de la iglesia es específicamente apartado para traerle gloria a Dios. Es como un conocedor de bronce fino que busca entre un basurero afueras de la ciudad y de repente ve una vasija de bronce vieja y desechada. Está sucia, manchada y golpeada, pero su ojo experto reconoce el valor. Se abre camino entre la basura y levanta la vasija y la aparta. Al hacer eso, santifico esa vasija. Esto es santificación en su aplicación inicial. Por supuesto debe pasar muchas horas limpiando, alisando las abolladuras y lustrando la vieja vasija, hasta que llegue a ser algo bello que le da gracia a la mesa de su sala. Este es el proceso de santificación en su segunda aplicación. Hermanos, Dios nos a llamado santos! Al ser escogidos, y también día a día siendo pulidos por él. Nuestro carácter, nuestra devoción, nuestro amor.
Dios está transformando cada parte de nuestra vida, un crecimiento gradual, No hacía, sino en la gracia! 2 Tesalonicenses 2:13 Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad,
Acción del Día: -Tome este día para agradecerle a Dios cuántas áreas de su viuda han sido transformadas.
-También tome parte de tu su día para reflexionar en qué áreas de su vida necesita más santidad y pídale al Espíritu Santo que le de las fuerzas para hacerlo. Ps. Tony Sánchez