Día 15. Lunes 20 de Enero “Metas Sabias para mi vida”. Karla
1. La Sabiduría y mi Cuerpo
Dios en su misericordia nos amó tanto que envió a su hijo a morir por nuestros pecados. Nosotros éramos esclavos de Satanás, pero Dios nos compró con el precio de la sangre de Jesús. Cuando le recibimos, Dios nos llenó con su Espíritu Santo. Ahora le pertenecemos a Él y debemos ser mayordomos fieles y siervos irreprensibles.
Proverbios 23:19-21 NVI
“Hijo mío, presta atención y se sabio; mantén tu corazón en lo que es correcto. No te juntes con los que beben mucho vino ni con los que se hartan de carne, (21) Pues borrachos y glotones, por su indolencia, acaban harapientos y en la pobreza”.
La biblia nos llama a ser sabios y a mantener nuestro corazón en lo que es correcto. Para cuidar del templo del Espíritu Santo debemos alejarnos de todo exceso y no dejarnos dominar de ningún vicio ni de malos hábitos. Vivimos en un tiempo en el que podemos tener acceso a todo en abundancia. Es tan fácil decir sí cuando nos preguntan si queremos agrandar nuestra orden de comida por tan poco dinero. Cuando menos acordamos, estamos sumergidos en un sistema de vida que puede afectar nuestro cuerpo.
1 Corintios 6:19-20 NVI
“¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños”.
Ser diligentes en cuidar nuestra salud es otro de los desafíos al que nos enfrentamos. La palabra de Dios nos dice que somos el templo de Dios y por ende tenemos el deber y la responsabilidad de cuidarlo. Como buenos mayordomos debemos procurar mantenernos sanos y fuertes, y evitar a toda costa que nuestro cuerpo se destruya por pura negligencia. Una buena forma es haciendo ejercicio físico regularmente, ir a nuestras citas médicas y tomar los medicamentos y vitaminas necesarias. Posponer o no acudir diligentemente a las revisiones médicas puede traer consecuencias irreversibles a nuestras vidas y cuerpos.
2. La Sabiduría y mi comportamiento
Efesios 4:31, 32 NVI
“Abandonen toda amargura, ira y enojo, gritos y calumnias y toda forma de malicia. 32 más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo”.
Dios nos insta a abandonar las malas actitudes y pecados. Hay formas de comportamiento que hemos heredado de nuestra familia o que hemos adquirido a lo largo de la vida debido a heridas y daños recibidos. Sin embargo, Dios quiere que las abandonemos y nos comportemos como hijos de Él, bondadosos y compasivos. Demostrar el amor de Dios a los demás es perdonar las ofensas recibidas, así como Él nos perdonó. De esta forma el mundo podrá ver que el Dios que servimos es verdadero y tiene el poder de cambiar vidas y corazones.
3. Mi vida y la Voluntad de Dios
Salmos 40:8 NVI
“Me agrada, Dios mío, hacer tu voluntad; tu Ley la llevo dentro de mí”.
Hacer la voluntad de Dios trae gozo y satisfacción. Debemos estar completamente seguros de que nada en este mundo puede darnos mayor gozo que saber que vamos de la mano del Señor en nuestro caminar. Si dejamos que Jesús guie nuestras vidas no fallaremos. Debemos hacer un alto hoy y preguntarnos a nosotros mismos si estamos caminando en la voluntad de Dios y hacer cambios inmediatos, sometiendo nuestras vidas a Él. Hacer la voluntad de Dios es ceder y rendir nuestra propia voluntad sabiendo que El tiene mejores planes para nosotros. Confiemos en Dios y veremos como Él obra a nuestro favor.
NUESTRA ORACION:
Dios te doy gracias por cada una de las bendiciones recibidas durante el año pasado. Te pido fuerzas para poder desarraigar de mí todo mal hábito y pecado que me ha dominado y ha estado afectando mi vida. Quiero ser un mayordomo fiel. Ayúdame y dame la sabiduría necesaria para tomar buenas decisiones frente a la tentación. Quiero ser sabio y hacer los cambios que tenga que hacer para agradarte. Mi deseo es servirte todos los días de mi vida hasta que me llames a tu presencia. ¡En Cristo Jesús, Amen!